Vivimos en un planeta azul, con océanos y mares que cubren el 72 % de la superficie terrestre. La salud del océano es esencial para el bienestar de la población y del planeta. Genera más de la mitad del oxígeno que respiramos, un tercio de la población mundial vive a lo largo de sus costas y es fuente de riqueza por donde sea que lo miremos.
¿Lo estamos cuidando como deberíamos?
La actividad de las empresas y los océanos
Las malas gestiones empresariales han deteriorado la salud y puesto en peligro la sostenibilidad de los mares. Han incrementado el cambio climático, la destrucción del hábitat marino y de la biodiversidad, la contaminación, el crecimiento del volumen de basuras, la acidificación del océano.
Algunas de estas consecuencias son derivadas de malas prácticas como una mala gestión de residuos, elevadas emisiones de gases de efecto invernadero, vertidos de productos químicos en el agua, la sobrepesca en exceso, derrames de petróleo, la acumulación de plásticos, la sobreexplotación de metales como el mangano, etc.
Theresa Zabell, presidenta y fundadora de la Fundación Ecomar, afirma que: “Las decisiones de las empresas puede afectar de una manera muy dispar. Hay que tener en cuenta que el destino final de todos los residuos que no acaban en el lugar correcto, son nuestros mares y océanos. El 80 % de los residuos en el mar llegan de tierra adentro y esto es responsabilidad de todos. Nuestros mares y océanos son la razón de la vida en este planeta y si no los cuidamos nos extinguiremos como especie.”
La educación y la consciencia en las empresas es fundamental. Cristina Sanchez, Directora ejecutiva de la Red Española del Pacto Mundial, ha destacado que “es esencial el sensibilizar a todas las empresas en preservar y llevar a cabo acciones de protección de los océanos, aun cuando partimos de una realidad: que el ODS 14 de vida submarina es el menos trabajado por las empresas españolas”.
El informe especial sobre el estado de los océanos del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) muestra tendencias futuras preocupantes, y el año pasado el calentamiento de los océanos alcanzó los valores más altos jamás registrados.
Necesitamos tomar medidas ya.
Erick Giercksky, Director de la Plataforma de acción para la actividad comercial sostenible de los océanos de UN Global Compact, ha presentado los Principios para un Océano sostenible y cinco puntos críticos donde explica cómo las industrias que trabajan directamente en el mar, pueden hacer su trabajo con más beneficios económicos, sociales y medioambientales. Evitando así las consecuencias fatales que tienen las decisiones empresariales sobre el mar.
¿En dónde deberíamos poner atención si queremos proteger los océanos?
1. Los pescados y mariscos sostenibles dependen de la transparencia y la trazabilidad de la industria en el conjunto de la cadena de valor para evitar impactos medioambientales y sociales negativos. Con la tecnología se puede evitar la pesca ilegal, la principal causa de la pérdida de biodiversidad marina.
2. El sector mundial del transporte marítimo representa aproximadamente el 90 % del comercio mundial. Los avances tecnológicos en el diseño y en la ingeniería de los buques, un mayor acceso a alternativas a los combustibles fósiles y la conectividad digital permitirán que el mercado tienda un transporte con cero emisiones.
3. La energía eléctrica del viento oceánico, las corrientes, las mareas y las olas desempeñarán un papel fundamental. Actualmente, la energía eólica marina suministra el 0,2 % de la electricidad mundial. La producción de electricidad oceánica puede proporcionar energía asequible y fiable para todos y representa un punto de inflexión para fomentar un océano sostenible y saludable.
4. La cartografía del océano es esencial para explorar la concentración de minerales como cobalto, cobre y níquel. Los cuales son materias primas que podrán alimentar baterías y sustituir a los combustibles fósiles.
5. Las empresas deben desempeñar un papel clave y tienen una gran responsabilidad a la hora de aportar soluciones innovadoras y adoptar prácticas que promuevan una economía circular. Al reducir su huella medioambiental y el uso de plásticos vírgenes en la producción, y abordar la gestión de residuos en sus industrias, las empresas pueden apoyar la sostenibilidad de los océanos y evitar la generación de residuos.
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