Cuando se habla de calidad de los reportes o memorias de sostenibilidad, uno de los problemas frecuentemente señalados es la falta de calidad en la información y la pobreza de muchos de los documentos presentados por las compañías.
No es casualidad que organizaciones como KPMG revele en su estudio “The time has come” que menos de una cuarta parte reportan datos sobre el riesgo de pérdida de la biodiversidad y solo el 40% de las empresas reconocen riesgos sobre el cambio climático.
Tampoco es ninguna sorpresa que el Observatorio de Responsabilidad Social, después de hacer un análisis riguroso a las memorias de sostenibilidad de las 35 empresas más grandes de España, haya encontrado que hay una falta de transparencia en materia de Derechos Humanos, Fiscalidad y Corrupción.
¿Por qué las organizaciones no saben cómo reportar memorias de sostenibilidad?
Las razones pueden ser múltiples pero estas son las tres principales:
1. Desconocimiento. A pesar de los avances, muchas empresas no entienden o tienen una visión desdibujada de lo que es y lo que representa la sostenibilidad. Sigue estando muy asociada a actos filantrópicos y no es vista como una estrategia para hacer rentable y perdurable en el tiempo un negocio.
2. Falta de herramientas. La gestión de la sostenibilidad, cada vez, es más compleja. Sin embargo, la realidad es que muchas empresas no cuentan con las herramientas necesarias para simplificar y facilitar la gestión de la RSC en las empresas.
3. Malas prácticas. Un tema recurrente es el ocultar o no reportar aspectos en los que el desempeño de las compañías no es el mejor. Destacar aspectos positivos, únicamente, y obviar lo que no se está haciendo bien tiene el efecto contrario. No es ni realista, ni ético, ni estratégico mostrar empresas perfectas porque no existen.
¿Cómo mejorar la calidad de los reportes y memorias de sostenibilidad?
1. Consciencia. Sin este elemento dentro de las empresas, fruto de una reflexión de la situación actual de la compañía, no es posible plantear una buena estrategia en materia de RSC y sostenibilidad.
Nuestras acciones en esta década definirán el futuro, tanto para el mundo corporativo como para nuestro planeta. Por ello es vital adquirir plena sensatez de cómo ser sostenibles ayuda al planeta y a hacer vínculos más estrechos con los distintos grupos de interés y con todo lo que ello conlleva (confianza, imagen de marca, credibilidad, etc.).
2. Oportunidad. Analizar los resultados del desempeño de las empresas, reconocer lo que no se está haciendo bien y verlo como una oportunidad de mejora es clave. La sostenibilidad es un objetivo pero también un proceso en sí mismo. En ese proceso de crecimiento y maduración, es normal que haya acciones que no sean perfectas. La clave es identificar y medir estos errores, ser transparentes con la información y ponerse a trabajar en ello para mejorarlo.
3. Captar talento. Aprender de sostenibilidad es fundamental para hacer empresa hoy. Así como saber de finanzas o de gestión de proyectos, los equipos necesitan – independientemente del área en la que trabajen- entender y conocer de sostenibilidad, sus implicaciones, buenas prácticas y cómo implementarlas.
De otro lado, y en caso de ser posible, siempre será beneficioso para las compañías tener dentro de la plantilla empleados expertos en diseñar, implementar y evaluar estrategias y planes de acción RSC.
4. Buscar herramientas en el mercado. A medida que la gestión de la RSC se vuelve más compleja y los equipos de trabajo necesitan optimizar su tiempo, es necesario buscar herramientas que permitan simplificar y agilizar el proceso de la gestión de la RSC.
Mejorar los reportes no solo es clave para tener una mejor relación con los grupos de interés sino para poder mejorar y hacer más competitivas a las mismas empresas.
Finalmente, recordar que no hay organizaciones perfectas y que la sostenibilidad es la meta pero también el camino que se debe recorrer para lograr entender que el buen comportamiento les mantendrá en el mercado y las malas prácticas siempre pasarán una factura, tarde o temprano.
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